El combate a la corrupción es la bandera que Andrés Manuel López Obrador llevó a la presidencia. La Secretaría de la Función Pública (SFP) se convirtió en el área operativa más importante del nuevo gobierno bajo la figura de Irma Eréndira Sandoval, quien hoy presenta mínimos resultados tras poner de cabeza al aparato gubernamental
Sus detractores (externos e internos) acusan a la Secretaria de un excesivo protagonismo, sobre todo en lo mediático y redes sociales. El último capítulo se dio el fin de semana, donde tuvo un altercado virtual con el ex presidente Felipe Calderón, quien la señaló por nepotismo pues su esposo, el investigador social John Ackerman, cobra en el gobierno federal por su programa en canal 11.
Aunado a esto, el fin de semana circularon diversas notas, incluyendo a Diario Reforma y Expansión, en donde se publicó que sus hermanos, Pablo Sandoval Ballesteros, Súperdelegado en Guerrero, y Netzaí Sandoval Ballesteros, director del Instituto Federal de la Defensoría, ostentan altos puestos públicos y evidencia conflicto de interés.
La respuesta de la funcionaria fue un argumento escuchado en otras ocasiones: “lo han logrado con el esfuerzo de su trabajo”, ¿basta con eso para no iniciar una averiguación? Ese controversial criterio se muestra otros presuntos casos de nepotismo al interior del gobierno reportados en sendas investigaciones y que Sandoval Ballesteros no investiga, por lo que se le ha acusado constantemente de ser selectiva en sus querellas cuando se refiere al primer círculo de poder, enfocándose en el tercer nivel para engrosar la estadística pero con bajo impacto; a seis meses en el cargo no ha logrado ninguna sentencia de primer nivel, todo se ha quedado en investigaciones en curso.
Irma Sandoval es muy activa en redes sociales así como constantes son sus apariciones en las llamadas “mañaneras” del Presidente, lejos de mostrar casos cerrados con sentencias efectivas, ha levantado más polvo siempre con grandilocuencia sobre el trabajo en la dependencia a su cargo.
En la realidad, en el gabinete de AMLO se le mira con recelo por la excesiva autopromoción y manejo de poder que hoy tiene. Son varias las voces que afirman que es ya una piedra en el zapato gubernamental, hoy el presidente le dio un “aguante Rosario”, pero es sabido que la paciencia del Primer Mandatario no es su fuerte.
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